En la obra de Imma, el color adquiere una dimensión que va más allá de la simple paleta visual; es un elemento vibrante que se asemeja al sonido, resonando con una fuerza que desencadena un lenguaje único. Este exposición presenta la amalgama cromática de una artista la cual obra se distingue por su capacidad de encarnar la resonancia, equiparable a la voz que individualiza a cada ser humano.
La singularidad de Imma se manifiesta no solo en el uso del color, sino también en la energía palpable de sus pinceladas. Estas transcienden la mera representación visual y se erigen en afirmaciones de un acto matérico etéreo. Su obra se aleja deliberadamente de la fotografía, reivindicando su autonomía expresiva en un diálogo con la materialidad de la pintura contemporánea.
En su trayectoria, Imma ha explorado de manera íntima la materia sutil de la pintura, acumulándola como sedimentos sobre la tela. Sus series, como la provocadora “segunda piel”, revelan una conexión profunda con la realidad, donde plásticos envueltos se transforman en capas de pintura que deshacen su envoltorio y se despliegan, desafiando las convenciones tradicionales.
Desde sus primeros encuentros con la performance hasta su incursión en la imagen digital, Imma ha tejido un vínculo intrincado entre diferentes formas creativas. La fusión de la pintura con la imagen digital, haciendo una “picadura de ojo” al “*glitch” y la interferencia digital, como equivalentes al “dripping” pictórico, refleja su capacidad para entrelazar disciplinas artísticas.
La obra de Imma revela su compromiso continuo con la investigación artística, donde se ha observado la resonancia sonora y sus paralelos con las formas, así como las correspondencias entre armonías de colores y sonidos. Estas investigaciones, lejos de ser capítulos cerrados, actúan como hilo conductor, tejiendo cohesión a través de su gran cuerpo de trabajo. Esta muestra invita el espectador a sumergirse en las resonancias de colores únicas, en una paleta con un timbre muy personal.